TGW DIGITAL |La imagen de Jesús del Calvario, cuyo origen y escultor permanecen desconocidos, constituye un símbolo central en la fe y tradición de Chiquimula. Según relatos orales, esta venerada figura fue descubierta bajo un árbol de esquisúchil, cerca del lugar donde se erige su templo actual. Su presencia, de tez morena y expresión serena, ha sido para generaciones un refugio espiritual, atrayendo a fieles que depositan en ella sus súplicas y preocupaciones. La devoción popular afirma que su semblante refleja el alma del devoto, transmitiendo emociones que van desde la tristeza hasta la paz.
La veneración a Jesús del Calvario se remonta a la época colonial, cuando su ermita formaba parte de los principales recintos religiosos junto con las iglesias de San Nicolás Obispo y La Santísima Trinidad, ambas destruidas por terremotos. La festividad en su honor, celebrada cada 12 de enero, tiene sus raíces en las peregrinaciones hacia Esquipulas en honor al Cristo Negro, que incluían una estancia en Chiquimula. Este día adquiere un significado especial, ya que en 1746, según registros de la Arquidiócesis de Guatemala, la imagen sudó sangre durante tres horas, un hecho atestiguado por Fray Pedro Pardo de Figueroa, arzobispo en ese entonces.
En enero de 2010, la veneración hacia Jesús del Calvario agregó una página mas a su extensa historia, con su solemne consagración. Monseñor Rosolino Bianchetti, entonces obispo de la Diocesis de Zacapa y Chiquimula, realizó el rito de consagración, ungiendo la imagen con los santos óleos y marcando las cruces de consagración en sus manos, pies y frente. Posteriormente, en 2011, el Consejo Municipal de Chiquimula le otorgó el título de “Señor y Protector Perpetuo de la Ciudad de Chiquimula”, declarando su imagen como patrimonio intangible.
Este Nazareno, testigo de la historia y símbolo de profunda espiritualidad, sigue siendo un faro de esperanza y fe, consolidando su lugar como un ícono religioso y cultural para la región y más allá.