Quedan solo dos hembras de la subespecie y la única esperanza ante la extinción pasa por la reproducción asistida
Sudan ha muerto y con él ha sucumbido el último macho de rinoceronte blanco del norte que quedaba en el mundo.
La subespecie norteña tiene los días contados. Solo quedan con vida dos hembras: Najin, hija de Sudan, y Fatu, su nieta. Las dos residen en la reserva natural keniana de Ol Pejeta, donde vivía desde 2009 el que pasará a la historia como el último rinoceronte blanco del norte macho auténtico que pisó la tierra.
Ha quedado su semen para intentar inseminar con él a su propia descendencia y procurar que la especie no se extinga.
El estado de salud de Sudan, de 45 años, había empeorado en los últimos meses. El animal no había podido recuperarse totalmente de la infección que sufría en su pata derecha.
“Su enfermedad empeoró significativamente en las últimas 24 horas; era incapaz de ponerse de pie y lo estaba pasando muy mal”, ha informado hoy, martes, en un comunicado la reserva Ol Pejeta.
El equipo de este recinto natural, junto al del veterinario del zoológico checo Dvur Králové y al Servicio de Conservación de la Fauna keniana (KWS), decidieron someterlo ayer a eutanasia.
La esperanza ahora es que las dos hembras puedan ser inseminadas con semen procedente de machos de rinoceronte blanco del sur. La reserva ha anunciado en su cuenta de Twitter que ha recogido material genético de Sudan (esta subespecie goza de mejor salud y su número se mantiene, aunque con dificultades) con el objetivo de “intentar la reproducción del rinoceronte blanco del norte a través de las tecnologías celulares avanzadas”