A diferencia del desempeño que en mayo había mostrado el Estimador Mensual de Actividad Económica del Indec, donde la disminución del 5,8% de la generación de riqueza por el conjunto de los sectores se concentró en dos sectores: el agro y el transporte de carga, por efecto de la sequía; en el caso particular de la rama manufacturera, la baja de la actividad en junio fue extensiva a la mayoría de las 12 grandes series que la integran.
Así surge del Índice de Producción Industrial del Estudio Ferreres y Asociados que midió para el sexto mes del año un declive de 5% respecto a igual mes del año anterior, como consecuencia de registrar 4 sectores con caídas de 0,9% a 2% en materiales para la construcción, metálica básica, refinería de petróleo y textil; otros 4 con mermas más pronunciadas, de 4% a casi 10% en la rama química, alimentos, bebidas y máquinas y equipos; y los 4 restantes con subas de 2% en plásticos, 2,8% medicamentos, 5,9% en celulosa y papel y 18,4% en tabaco.
Sobre 12 grandes ramas de actividad 8 registraron en junio caídas de 0,9% a 9,5%, y 4 anotaron mejoras respecto de un año antes de entre 2% y 18,4 por ciento
Dos factores coyunturales
Puntualmente, la consultora del economista Orlando Ferreres identificó dos factores que agravaron el desempeño de la producción fabril:
1. En el segmento de Alimentos y Bebidas, que registró una contracción del 6,8% en relación a junio de 2017, con un retroceso de 14,1% en la producción de aceites, y una baja de 8% en el rubro de las bebidas, fue determinante la menor oferta de insumos por la sequía, más la incertidumbre que sobre el consumo de las familias provocó la escalada del tipo de cambio y también de las tasas de interés, porque encarecieron fuertemente los alimentos;
2. La destacada caída de 13,4% interanual en la producción de automotores, porque la rama terminal “se vio perjudicada por los conflictos laborales en Brasil, que afectaron el normal funcionamiento de las plantas”, al no contar en tiempo y forma con el flujo de autopartes de ese origen.
El primer semestre cerró con un virtual estancamiento en el nivel de la primera mitad del año anterior
Ambos factores se estima que continuarán generando efectos negativos en los próximos meses, de ahí que los economistas del Estudio Ferreres observan que “las perspectivas de corto plazo no son alentadoras, considerando el contexto macroeconómico que se ha configurado localmente, y un panorama internacional que no resulta beneficioso”.
Punto de quiebre el tercer trimestre de 2017
De todas formas, una lectura retrospectiva de la serie de producción fabril ajustada por estacionalidad muestra un mini ciclo de reactivación desde el punto de quiebre en agosto de 2016 del proceso recesivo que se había iniciado a comienzos del segundo semestre de 2015, cuando empezó la campaña electoral que derivó en el cambio de gobierno por otro signo político, hasta prácticamente mediados del último año.
Pero a partir de mayo de 2017 cuando el índice de producción industrial registró un nuevo pico que lo llevó a valores cercanos al de los primeros meses de gobierno de Cambiemos, se ingresó en una etapa de estancamiento, hasta que el cambio de condiciones internacionales en el inicio de 2018, tanto por la suba de la tasa de interés como por la guerra comercial entre los EEUU y China, y luego los efectos de la sequía y las turbulencias cambiarias desde el 25 de abril hasta mediados de junio, provocaron un fuerte receso.