A solo tres semanas de iniciarse la Liga de Campeones, la UEFA pretende un acelerón en la implantación del sistema de videoarbitraje (VAR) en su competición fetiche, para la que no estaba previsto su uso al menos hasta la temporada que viene. Para el presente curso solo estaba programada la utilización de la tecnología de gol, también conocida como Ojo de halcón. Según adelantó The Timesy ha confirmado EL PAÍS, la intención del máximo organismo del fútbol europeo es utilizar la nueva tecnología arbitral a partir de los cuartos de la Champions.
El cambio de paso de la UEFA, cuando menos, ha sido sorprendente. El pasado mes de abril, con el polémico final del Real Madrid-Juventus de cuartos de final aún caliente, el presidente de la UEFA Alexander Ceferin declaraba en La Gazetta dello Sport:“La Champions League es como un Ferrari o un Porsche: no se puede conducir de inmediato, se necesita entrenamiento, pruebas fuera de línea, y todos tienen que entender cómo funciona”. En mayo, en Kicker, Ceferin se reafirmaba en su posición: “La gente no entiende esto porque no se explica con la suficiente precisión. La Liga de Campeones es la primera, la máxima del máximo, no se puede hacer una prueba en ese contexto. Todas las reglas deben ser claras”.
Durante el Mundial, en los altos mentideros de la política futbolística se apuntó al enfrentamiento entre Ceferin y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, como el principal causante de que la UEFA no apostara de inmediato por el VAR. Infantino convirtió su aplicación antes y durante el Mundial en una apuesta personal a la que la UEFA fue muy reacia durante el proceso de su aprobación y puesta en marcha. Ahora, solo tres meses después, la organización europea está dispuesta a acortar los plazos que, en un principio y como mínimo, se preveían para el curso 19-20. Pier Luigi Collina, director de arbitraje de UEFA, fue el máximo responsable del VAR en Rusia 2018. El pasado 1 de agosto dimitió de su cargo en la UEFA. Sin embargo, no renunció a su puesto en la FIFA.
Los aires de improvisación que destilan las prisas de la UEFA por instaurar el VAR con la Champions ya iniciada también pueden generar un conflicto de desigualdad al no darse las mismas condiciones para competir durante todo el torneo. Si un club quedara eliminado en la fase de grupos por un error arbitral manifiesto percibirá de lleno esa diferencia en la normativa competitiva.
Uno de los problemas que genera la implantación del VAR es el cuello de botella que provoca la formación arbitral, tanto para los colegiados principales como para los asistentes que manejan la tecnología. Con solo ocho participantes en competición ese obstáculo ya sería menor y la UEFA podría echar manos de los árbitros de las Ligas en las que el sistema ya está implantado (Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Polonia, Portugal y Turquía).