Tras la crucial reunión que se celebró hoy en el enclave de Panmunjom, en la Zona Desmilitarizada (DMZ) que marca la división de las dos Coreas, tanto Corea del Norte como Corea del Sur han acordado mantener conversaciones militares para aliviar la tensión. Pyongyang y Seúl acordaron “reducir la actual tensión militar y celebrar conversaciones militares con ese objetivo”, según un comunicado conjunto.
Reabrirán una línea de comunicación militar y Corea del Norte participará en los próximos Juegos Olímpicos de Invierno de la localidad surcoreana de PyeongChangen un acuerdo que rompe la escalada de tensión que ha marcado la crisis de la Península durante los últimos meses.
El encuentro entre las dos delegaciones lideradas por el ministro surcoreano Cho Myoung-gyon, y su homólogo norcoreano Ri Son-Kwon, llevó al intercambio de ofrecimientos destinados a la distensión según los cuales Pyongyang enviará a PyeongChang una delegación de alto nivel oficial, que incluirá atletas, aficionados, un equipo de exhibición de Taekwondo, su famoso grupo de animadoras un conjunto de músicos y cantantes, y periodistas, indicó la agencia surcoreana Yonhap.
Seúl por su parte se mostró partidaria de que las dos delegaciones coreanas desfilen unidas en la jornada inaugural y en la clausura del evento, recuperado así el espíritu que imperaba en la Península durante la llamada Política del Amanecer -que se desarrolló entre 1998 y 2008-, cuando este tipo de gestos fue una constante en numerosas citas deportivas incluidas las Olimpiadas de Sydney (Australia) en el año 2000, las de Atenas en el 2004 o en los Juegos de Invierno de Turín de 2006.
En su intento para que este deshielo en las relaciones bilaterales vaya más allá de las Olimpiadas, el ministro Cho también ofreció reanudar a mediados de febrero los encuentros entre familias coreanas divididas por la guerra de 1953.
“También hemos sugerido la necesidad de acabar con los actos que puedan llevar a una escalada de tensión y reanudar el diálogo para conseguir la paz en la Península, como la desnuclearización de Corea del Norte”, precisó el vice ministro surcoreano Chun Han-Sung.
Las reuniones entre familiares separados por el conflicto bélico también comenzaron al socaire de la Política del Amanecer en el año 2000 y tienen un enorme potencial para promover la aproximación de los dos estados no sólo por su simbolismo sino porque el escenario elegido en el pasado fue el enclave turístico de Kumgang, uno de los proyectos de desarrollo común que promovió aquella era de confraternización.
Numerosos analistas han indicado que un giro real en la situación política de la Península podría llevar a la reapertura de Kumgang al turismo surcoreano -que dejó de acudir en 2008- y la zona industrial de Kaesong, donde decenas de empresas surcoreanas empleaban a miles de trabajadores norcoreanos, hasta que fue clausurada en 2016.
“Dedicaremos el mayor esfuerzo a que Pyeongchang y los Juegos Paraolímpicos se conviertan en un festival pacífico”, había declarado Cho Myoung-gyon antes de iniciar las conversaciones.
Por su parte, Ri dijo que acudía a la cita “con la idea de dar a nuestros hermanos, que tienen grandes esperanzas en este diálogo, resultados invaluables y el primer regalo del año”.
El Comité Olímpico (COI) se había sumado a este esfuerzo de distensión al flexibilizar los requerimientos para que Pyongyang pueda enviar una delegación a PyeongChang.
Este lunes el portavoz del COI dijo que había “ampliado” la fecha límite para que los atletas norcoreanos se inscriban en la competición y el propio presidente de esta institución, Thomas Bach, se piensa reunir durante la semana con un representante de comité olímpico norcoreano, Chang Ung, el mismo que este pasado fin de semana reconoció que era muy “probable” la participación de su país en los Juegos.
Los dos únicos norcoreanos que han superado las pruebas de clasificación, los patinadores Ryom Tae-Ok y Kim Ju-Sik, no informaron oficialmente de su decisión de concurrir a las Olimpiadas antes de la fecha límite establecida para el pasado 30 de octubre, pero el COI dispone de atribuciones que le permiten circunvalar estas directrices.
La nota discordante en esta jornada procedió de la conversación telefónica que mantuvieron los titulares de Defensa de Estados Unidos y Japón, James Mattis y Itsunori Onodera, que lejos de hablar de distensión apoyaron que se incremente la “presión” sobre Corea del Norte para hacer frente a lo que definieron como sus “acciones provocadores y amenazantes”.
“No hay ningún cambio en nuestra política de presionar a Corea del Norte para que cambie su política”, les secundó el portavoz del gobierno nipón, Yoshihide Suga, en Tokio.
Pese al hecho de que el mismo Donald Trump se ha sumado en las últimas jornadas a las declaraciones a favor del diálogo, la aproximación entre las dos Coreas abre una significativa brecha en la política mantenida hasta ahora por EEUU hacia Corea del Norte.
Los expertos coinciden en que un giro real en las relaciones entre Washington y Pyongyang sólo se produciría si ambas naciones abandonan la percepción mutua que mantienen desde la guerra que protagonizaron en 1950.
Para Wang Sheng, un profesor del Departamento de Política Internacional de la Universidad china de Jilin, la única opción sería que EEUU aceptara -como hizo con China- coexistir con una Corea del Norte que es ahora una potencia nuclear asumiendo que su arsenal no está dirigido a atacar a sus fuerzas o sus aliados, algo que provocaría su aniquilación, “sino que tiene por objetivo la salvaguarda de su seguridad nacional”.
“Pyongyang quiere que Washington y Seúl cambien su actitud hostil .. y normalicen sus relaciones”, añadió en declaraciones al diario China Daily.
De igual forma, los analistas indican que Pyongyan no sólo debería interrumpir sus ensayos de misiles y pruebas nucleares, sino abandonar su retórica incendiaria, basada en continuas amenazas a la destrucción de EEUU y Corea del Sur, algo que volvió a repetir este lunes por medio de su principal diario, Rodong Sinmun, que recordó que su país es ahora “una amenaza nuclear para el territorio continental de EEUU”.
Ambas hipótesis, como reconocía el mismo Wang Sheng, “parecen un objetivo esquivo en el presente momento”.
Sin embargo, la historia también recuerda que los Juegos Olímpicos surcoreanos de 1988 abrieron la puerta al diálogo y en ese caso no sólo al intercoreano sino a conversaciones entre Corea del Norte y representantes de otra administración estadounidense conocida por su agresiva política exterior: la de Ronald Reagan.
Por: Vicky C.