El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tenía previsto presentar el lunes su esperado plan de infraestructuras, una iniciativa de 1,5 billones de dólares que cumpliría varias promesas electorales. Sin embargo, el proyecto depende en buena parte de que gobiernos estatales y locales aporten mucho del financiamiento.
El plan del gobierno se centra en añadir 200.000 millones de dólares de dinero federal a fondos recaudados con impuestos locales y estatales para reparar infraestructuras estadounidenses como carreteras, autopistas, puertos y aeropuertos.
Trump ha culpado varias veces al “ruinoso” estado de las carreteras y autopistas del país de impedir que la economía estadounidense alcance todo su potencial. Muchos en Washington creen que Trump debería haber comenzado su mandato hace un año con una iniciativa en este terreno que podría haber logrado apoyo bipartisano, o al menos colocar a los demócratas en una posición difícil por oponerse a una medida popular.