El Congreso estadounidense continúa hoy inmerso en las negociaciones destinadas a cambiar aspectos clave de la seguridad fronteriza y el sistema migratorio del país, en particular el futuro de los jóvenes indocumentados conocidos como soñadores.
Los debates comenzaron el lunes, opacados en parte por el anuncio ese día del proyecto de presupuesto del presidente, Donald Trump, para el año fiscal 2019, así como el escándalo por la renuncia de Rob Porter, asesor del mandatario, ante alegaciones de sus exesposas, quienes lo acusaron de actos de violencia durante sus respectivos matrimonios.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien apoya un proyecto de su correligionario Chuck Grassley que incluye algunas demandas de Trump, reiteró su compromiso de llevar adelante esta discusión durante la semana y advirtió a sus colegas que no dilaten las negociaciones.
Según el diario The Hill este fue el indicio más claro de que el liderazgo republicano no permitirá que las discusiones sobre inmigración entorpezcan el receso de la próxima semana con motivo del Día del Presidente, que se celebra este lunes 19 de febrero.
En ese sentido, el senador John Cornyn, también del partido rojo, advirtió a sus colegas en la Cámara alta que solo tendrían hasta mañana para terminar los intercambios de criterios, plazo que algunos especialistas dudan alcance para agotar las negociaciones destinadas a encontrar una propuesta que obtenga los 60 votos imprescindibles para evitar maniobras dilatorias.
En los debates están en juego varias iniciativas para una solución de compromiso respecto a los inmigrantes traídos por sus padres a Estados Unidos de forma irregular cuando eran jóvenes, beneficiados hasta ahora por el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Trump puso fin a ese plan, aprobado en 2012 por su predecesor, Barack Obama, y que dio alivio a más de 700 mil integrantes de ese grupo poblacional a quienes se les permitía trabajar y asistir a las escuelas.
A la vez, el jefe de la Casa Blanca dio de plazo al Congreso hasta el 5 de marzo para aprobar un texto sobre el tema o de lo contrario estos individuos corren el peligro de ser deportados.
Una de las bases para las conversaciones es un plan del jefe de la Casa Blanca destinado a reformar el DACA, reforzar la seguridad fronteriza, cambiar los mecanismos de la lotería de visas y romper la cadena migratoria basada en los lazos familiares, además de conformar un marco legal que daría la posibilidad de acceder a la ciudadanía a casi dos millones de inmigrantes.
De ser aprobada, la propuesta autorizaría un incremento sustancial de las acciones represivas contra los indocumentados en todo el país y la aprobación de unos 23 mil millones de dólares para enmendar las vulnerabilidades en las fronteras, incluyendo la construcción del muro en el límite con México, temas que encuentran oposición en las filas demócratas.
Quienes proponen regularizar el estatus de estos inmigrantes o incluso darles una oportunidad para naturalizarse, esperan aprobar un proyecto con suficiente fuerza como para ganar el apoyo de Trump y después lograr la programación de un voto en el plenario de la Cámara de Representantes.
De cualquier forma, existe un alto nivel de expectativas en ambos hemiciclos del Capitolio y en general en la opinión pública, teniendo en cuenta de que si el Congreso no llega a un acuerdo antes del 5 de marzo, fecha tope impuesta por Trump, centenares de miles de inmigrantes beneficiados por el programa DACA estarán en peligro de ser deportados.