Después de horas de entrenamiento y rutinas diarias para fortalecer su agudizado olfato, los agentes caninos como todo ser vivo en el planeta, llegan al llamado punto del no retorno, en el que toca dejar la vida perruna y presentarse ante el Creador que sin duda alguna, a los que han pertenecido a un binomio K-9 les tienen reservado un lugar muy especial en el cielo.
No es para menos puesto que desde cachorros, junto a sus respectivos guías, agentes de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica (SGAIA), de la Policía Nacional Civil y graduados de la Escuela Centroamericana de Entrenamiento Canino (ECEC), con sede en Barberena, Santa Rosa, han combatido por medio de su búsqueda exhaustiva las estructuras del narcotráfico encontrando Cocaína, Heroína, marihuana y anfetaminas dentro de lugares inimaginables e invisibles ante la mirada más acuciosa de los humanos.
El olfato de los peludos, ha permitido golpear además las finanzas de los cárteles de las drogas ya que se han incautado millones de quetzales y dólares durante muchos años, todo ello producto de operativos en puertos, aeropuertos, carreteras principales, en allanamientos en casas particulares, edificios y oficinas.
Por todo lo anterior y además por el inmenso lazo de amistad, compañerismo, trabajo en equipo y lealtad entre canes y agentes, en la ECEC estos preciosos ejemplares al final de sus días tienen un lugar especial donde sus restos mortales descansan en paz.
Sepultados con honores
Son más de 15 perros los que a lo largo de la creación de la Escuela han sido sepultados con honores en el camposanto exclusivo para agentes caninos de SGAIA, ellos se lo han ganado por sus extenuantes jornadas bajo climas muy adversos, viajando cientos de kilómetros y por supuesto expuestos a los mismos peligros o más que los propios agentes, sus guías. Pero ellos como todos unos profesionales continúan jugando. Para ellos algo lúdico pero para la sociedad esa diversión representa cargamentos enormes de drogas que de no ser por estos binomios hubiesen llegado a parar a los cuerpos de jóvenes o niños en algún lugar del planeta.
Más que merecido tienen estos verdaderos héroes un espacio de descanso eterno donde aún luego de varios años sus amigos humanos, sus compañeros de juego – trabajo, los extrañan y les guardan un cariño y recuerdos especiales de las aventuras laborales y de esparcimiento vividas.
Sus hazañas son inolvidables resumen algunos agentes policiales, jamás los olvidamos, dicen otros, todo mi amor para él afirman otros tantos y no digamos los instructores que han tenido contacto con todos ellos y la oportunidad de conocer sus fortalezas y debilidades.
Muchos canes al cumplir su tiempo idóneo de servicio, son a petición de sus guías, de alguna manera adoptados, porque el lazo que los une son tan fuertes que resulta más fácil llevarlos a casa que desprenderse de ellos y al final siempre su lugar en el mencionado camposanto está disponible lo que incluye por supuesto las respectivas honras fúnebres.
De esta cuenta desde el año 2012 descansan en paz Boris, Joe, Jubal, Max 22, Marcos, Kira, Bylly, Back, Nico, Sheila, Reno, Jennis, Cita, Sentus, Boris II, Rexo, Max, Joe II, Rambo y Jack y son de alguna manera recordados a diario por su fidelidad, pasión y el profundo amor a la humanidad.