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Para muchos en Estados Unidos, en el Cuatro de Julio, la manera tradicional de terminar el día es sentarse, mirar al firmamento y observar un espectáculo de fuegos artificiales, una demostración artística de luz, color y sonido que llena el cielo, evocando un sentimiento de orgullo patriótico en el Día de la Independencia de Estados Unidos.
Los espectáculos de fuegos artificiales son una tradición anual que comenzó con John Adams, un padre fundador y el segundo presidente del país. Adams imaginó los fuegos artificiales como parte de las celebraciones del Día de la Independencia. En una carta a su esposa, Abigail, Adams explicó que las festividades deberían incluir “campanas, hogueras e iluminaciones (fuegos artificiales) desde un extremo de este continente hasta el otro a partir de este momento y para siempre”.
Seguramente Adams estaría complacido de que los estadounidenses siguieran su consejo y lo aprovechen al máximo.
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“Algunos de estos espectáculos se planifican con un año de anticipación”, dice Julie Heckman, directora ejecutiva de la asociación.
Pyro Shows Inc., una de las compañías de fuegos artificiales más grandes del mundo, está introduciendo nuevas tecnologías este año, “empleando más sistemas computarizados de lanzamiento que aportan una precisión de fracción de segundo”, explica James Woods, director de operaciones administrativas de la compañía.
“Cada Cuatro de Julio, y lo que es más, cada espectáculo de fuegos artificiales, tiene un sentimiento patriótico muy fuerte”, dice Woods.