Tras largos años de negociaciones y de graves incidentes en la zona de adyacencia que han dejado 10 campesinos muertos, entre ellos niños, Guatemala llega a la hora crucial en la disputa por el territorio de Belice al celebrar este domingo su consulta popular para que el pueblo decida si el caso se lleva o no a la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Varios gobiernos han pasado sin que el diferendo territorial, insular y marítimo con Belice, que fue usurpado por los ingleses, según los documentos históricos, se haya podido solucionar en las negociaciones bilaterales.
Ha sido el actual presidente de Guatemala, Jimmy Morales, quien se ha echado al hombro la gran responsabilidad de promover y realizar la consulta popular acordada en 2008 por los dos países para que sea la CIJ la que defina la frontera, escenario de incursiones de soldados beliceños, que el 20 de abril de 2016 dieron muerte a un niño de 13 años e hirieron a otro de 11 y a su padre.
Desde el pasado 3 de abril, el jefe de Estado alzó su voz y se puso al frente de una cruzada informativa para convencer a los habitantes de su país de la necesidad de ir a las urnas este domingo para decidir sobre el futuro del territorio que reclama Guatemala.
Tras explicar los orígenes del diferendo, el Presidente instó a los guatemaltecos al nacionalismo, a ser protagonistas en el referéndum para no heredar a las futuras generaciones el problema que heredaron los antepasados.
El “soberano pueblo” tiene en sus manos el domingo una “histórica” decisión y demostrarle al mundo su vocación pacifista para buscar una solución jurídica a la ancestral diferencia territorial con los beliceños.
El Presidente es optimista y considera que Guatemala tiene “todas las de ganar” en este proceso de llegar el caso a la CIJ, debido a los argumentos y fundamentos históricos a su favor.
Durante sus mensajes repitió que Inglaterra nunca cumplió con la construcción de una carretera hacia el mar Caribe cuando se le cedió el territorio de Belice en 1859 y tampoco pagó las 50.000 libras esterlinas que ofreció en 1863.
“Entonces, Belice sigue siendo de Guatemala”. En 1946 el Congreso anuló el convenio a través del cual se les había cedido a los ingleses el territorio, por su incumplimiento.
El mandatario, acompañado de su ministra de Relaciones Exteriores, Sandra Jovel, apeló en sus giras al nacionalismo para que el país no desaproveche esta oportunidad y pidió a hombres y mujeres, hijos y padres, convencer al vecino de ir a votar.
“Dios mediante, vamos, juntos, a hacer historia”, asegura Morales, quien explicó que si Belice vota por el “NO” en su consulta, Guatemala quedaría facultada para accionar unilateralmente ante la Corte Internacional, lo cual le favorecería ante los ojos del mundo.
Lo ideal para el gobernante guatemalteco es que los dos países lleguen a la CIJ, que es el escenario ideal para resolver la disputa, aunque esta no será rápida.
Durante sus interacciones con el pueblo en el área rural, ajenos hasta ahora de las diferencias con los beliceños, el jefe del Ejecutivo les motivó a asistir a la fiesta cívica y cumplir con la historia.
El Reino Unido le otorgó la independencia unilateral e Belice en 1981 y en 1991 Guatemala reconoció la autodeterminación del pueblo y la organización del gobierno de ese país, pero sin abandonar el reclamo del territorio de la excolonia inglesa.
Más de 7,5 millones de guatemaltecos registrados en el padrón electoral están llamados a escribir una nueva historia en el largo camino por solucionar el diferendo con Belice.