El Centro de Cumplimiento de Condena para mujeres del Nuevo Modelo Penitenciario, que busca la reinserción de las privadas de libertad a la sociedad, reportó un 100 por ciento de productividad por parte de las internas, a un año de su lanzamiento en Guatemala, informó una fuente oficial.
“A un año del lanzamiento de este centro con el nuevo modelo penitenciario, hemos avanzado con 63 internas, quienes reportan un 100 por ciento de participación en actividades productivas”, dijo Henry Elioth Palma, subdirector general interino del sistema penitenciario.
El centro se ubica en donde era la cárcel de máxima seguridad Fraijanes I, a 19 kilómetros de la capital guatemalteca.
En este centro las internas participan en talleres de agricultura, cocina, corte y confección, limpieza, artes, repostería, panadería y primeros auxilios, los cuales son impartidos por profesionales.
Este nuevo modelo penitenciario también incluye un tratamiento individualizado con psicólogos, médicos y asesores jurídicos, quienes las evalúan cada semestre para conocer sus avances.
“Los equipos multidisciplinarios presentan un informe semestral a los jueces para que estos evalúen la evolución de las internas”, expresó.
La rehabilitación de las privadas de libertad se realiza todos los días de 8:00 a 22:00 horas.
Posteriormente las internas pasan a la fase de prelibertad, que consiste en una asesoría de las autoridades penitenciarias en la elaboración de sus hojas de vida, así como en la aplicación de herramientas para su reinserción en la sociedad.
Durante 12 meses cuatro internas han logrado su libertad.
Por su parte la directora del centro, quien por seguridad omitió su nombre, destacó que este nuevo modelo tiene entre sus prioridades el “cero ocio”.
“Muchas internas vinieron con actitud negativa, no querían participar en las actividades pero con el tiempo hemos logrado producir alimentos y objetos para vender y mejorar su economía”, dijo la directora.
Los productos que se realizan dentro del centro son vendidos para el soporte económico de las privadas de libertad y sus familias, así como para el mismo centro.
Otro objetivo de este modelo penitenciario, es que las privadas de libertad deben sembrar y cocinar sus alimentos dentro del centro, con el fin de mostrar el valor del “trabajo y la responsabilidad”.
Entre los cultivos que se encuentran en el huerto figuran zanahorias, lechugas, chile, cilantro, perejil, cebollas, entre otros.
El nuevo sistema se basa en el respeto a los derechos humanos de las internas y se enfoca en capacitar a las mujeres para que al reinsertarse en la sociedad tengan las herramientas necesarias para tener un trabajo digno.
Para conmemorar el primer año de funcionamiento, las privadas de libertad realizaron un certamen de belleza, en el cual fabricaron vestidos de fantasía, deporte y elegancia junto a sus profesores.
El perfil de las internas esta basado en tener sentencias por delitos menores, que no padezcan de enfermedades crónicas o terminales, que tengan una sentencia firme y que no estén acompañadas de sus hijos.
Nuevos retos
El subdirector general informó que para este año esperan una ampliación del centro con la remodelancion del segundo nivel.
Actualmente este centro tiene capacidad para 150 internas, e incluye espacios para cada taller, dormitorios, sanitarios y el huerto.
“Nosotros vemos este nuevo modelo como una oportunidad para mostrarles a las personas que si se pueden rehabilitar”, expresó.
Además el Ministerio de Gobernación inició un proceso de análisis para expandir este modelo hacia los otros centros carcelarios del país.
Este nuevo centro de cumplimiento de condena fue inaugurado por el presidente Jimmy Morales, junto al Secretario Adjunto de la Oficina de Asuntos Narcóticos de Estados Unidos, William Brownfield, en marzo del 2017.
Para su edificación el Gobierno de Estados Unidos aportó 1,5 millones de dólares.