La Semana Santa de 2015 marcó un hecho histórico en la carrera del artista visual y muralista Jorge Corleto, ya que después de varios años de contemplar la idea, elaboró con éxito su primera alfombra artística tipo pisal.
En 1983, cuando estudiaba en el colegio San Sebastián, lo intentó por primera vez, sin embargo, fue el Martes Santo de 2015 cuando cumplió su anhelo de sacar el arte de las galerías y llevarlo a las calles en una alfombra de aserrín.
“Jamás olvidé la idea. En 2015 decidí retomarla y así nació el proyecto de alfombras artísticas que elaboro junto al Colectivo Chucho Callejero”, comentó Corleto.
El artista mencionó que sus creaciones son obras de arte efímeras, en las cuales se utilizan elementos convencionales que se usan en las alfombras tradicionales como aserrín, corozoy flores, pero resalta que no utilizan moldes.
“Somos un grupo de artistas visuales académicos, egresados de diferentes escuelas de arte. El colectivo nace con la idea de llevar el arte a las calles y que la gente pueda disfrutar de todo el proceso artístico”, explicó.
Motivados
En los últimos cuatro años, Corleto y su colectivo han realizado más de 20 alfombras de distintos tamaños con diseños originales. En 2017 crearon la más grande de todas, pues tenía 40 metros de largo por 7 metros de ancho. Es decir, 280 metros cuadrados de arte efímero.
“La aceptación del público ha sido impresionante. Las personas logran conectarse con nuestro trabajo y eso nos motiva. Estoy sorprendido y agradecido por el auge que han tenido nuestras alfombras artísticas”, confesó Corleto.
Actualmente tienen contemplado elaborar ocho obras de arte durante la Cuaresma y Semana Santa 2018. Las mismas serán apreciadas en La Antigua Guatemala, Quetzaltenango y el Centro Histórico de la capital guatemalteca.
El colectivo está integrado por Jorge Corleto, Marcela Corleto, Marvin Sian, Edwin Ajín, Santos Xocoy y Astrid Tenes.
Origen de las alfombras
Según el escritor guatemalteco Celso Lara, las alfombras de aserrín, flores o frutas constituyen una de las características más importantes de las celebraciones de la Semana Santa guatemalteca, siendo parte del llamado arte popular efímero y están enraizadas en la memoria colectiva del guatemalteco desde hace mucho tiempo. Son un claro ejemplo del sincretismo religioso y cultural.
Su origen tiene dos fuentes: en la Época Prehispánica se sabe, por los cronistas españoles del siglo XVI y los testimonios indígenas escritos, que los señores y sacerdotes caminaban, en ciertas ceremonias, sobre alfombras de flores, de pino y de plumas de aves preciosas como quetzal, guacamaya y colibrí, detalla Lara en un escrito.
Por otro lado, se suma la influencia española, particularmente de las Islas Canarias, en Tenerife e Isla de la Gomera, donde se elaboraban alfombras desde tiempos remotos (ya que hay testimonios escritos del siglo VII), confeccionadas con tierras de colores, arenas y también de flores.
Todos los años, miles de personas participan en la creación de alfombras usando distintos materiales, con el propósito de que quienes llevan las procesiones en el hombro desfilen al ritmo de las marchas sobre los diseños artísticos.