Uno de los acontecimientos que fue ejemplo para el mundo es la firma de los Acuerdos de Paz en nuestro país, el domingo 29 de diciembre de 1996, en el Palacio Nacional de la Cultura, hecho histórico que mañana cumple 22 años.
Luego de casi 36 años de enfrentamientos armados entre grupos de guerrilleros y el Ejército, se suscribió el acuerdo final entre las partes, lo cual cambió radicalmente la situación en Guatemala, con el logro del cese al fuego definitivo.
El territorio nacional había sido escenario de un conflicto armado interno que se inició en 1960, guerra civil que causó el cierre de espacios políticos y la muerte de miles de víctimas, principalmente en el área rural.
En 1987, los presidentes de Centroamérica firmaron el Acuerdo Esquipulas I, y luego el Esquipulas II.
En dichos documentos se establecieron los mecanismos para alcanzar la paz y reconciliación por medios políticos.
En la década de 1990, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y el Gobierno de la República, durante la presidencia de Alvaro Arzú, acudieron a la mesa de negociaciones para el signar el acuerdo final de cese al fuego.
Después de casi 6 años de negociaciones, se encontró un acuerdo con la moderación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El Acuerdo de Paz Firme y Duradera, que consta de siete páginas, fue suscrito por los cuatro comandantes de la URNG, Rolando Morán, Pablo Monsanto, Carlos Gonzáles y Jorge Rosal.
Y por la gubernamental Comisión para la Paz, Gustavo Porras, Raquel Zelaya y Richard Aitkenhead Castillo.
Otro de los firmantes fue el secretario general de la ONU, Boutros Boutros Ghali.
Se puso fin al conflicto armado, se adquirió el compromiso de investigar las violaciones a los derechos humanos y el reconocimiento a la identidad y derechos de los pueblos indígenas, entre otros logros, para alcanzar la paz e iniciar la ruta hacia la vida en democracia.
Diario de Centroamérica